Perera y Cayetano, a hombros en Cehegín

Miguel Ángel Perera pasó como una apisonadora por la plaza de Cehegin. Prodigó su toreo con apabullante verdad a lo largo y ancho de dos soberbias actuaciones.

El primer tercio de sus dos toros estuvo marcado por similar patrón: tosco en los lances de salida, se echó el capote a la espalda en dos quites que tuvieron ajuste, variedad e improvisación y tras los cuales el público rugió puesto en pie.

A ambos los cuidó en varas, pero su primero le permitió una faena en la que los muletazos surgían ligados con gran continuidad y precisión. Más que el quinto, que perdía las manos en el tercer muletazo de cada serie y las emborronaba.

Para el recuerdo quedó el inicio de faena a su primero, en el que el torero, hierático, impertérrito, hizo la estatua mientras que se pasaba al toro por la faja, por uno y otro pitón.

Cerró la faena al quinto con un arrimón en el que se dejó rozar los muslos por la punta de los pitones una y otra vez hasta que la plaza estalló en una atronadora ovación. Y si no lo pincha dos veces le corta el rabo.

Cayetano destacó a la verónica en su primero. Tanto en los lances de recibo como en un empacado quite. Con la muleta dibujó pasajes bellísimos, de gran composición estética y armonía de movimientos, pero comenzó a pasarse al toro cada vez más lejos y eso afeó el conjunto. Se tiró a matar por derecho y cortó dos orejas. El sexto fue el garbanzo negro de la corrida y aunque insistió en hincarle el diente, pareció que abreviaba.

Por su parte, Francisco Rivera Ordóñez que estuvo a punto de cortar la oreja al manejable cuarto por tres desplantes mirando al tendido y un sartenazo con la espada en todo lo negro. Con el primero, que fue un punto soso, no terminó de encontrarse tampoco.
 
FICHA: Cehegín (Murcia). Martes 9 de Junio. Media entrada.
Toros de Orive, correctamente presentados, nobles y con las fuerzas justas, salvo el complicado y destartalado 6º.
Francisco Rivera Ordóñez, ovación y leves palmas tras petición intensa y minoritaria.
Miguel Ángel Perera, dos orejas y oreja.
Cayetano, dos orejas y silencio.